monicaco

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Las criaturas de monicaco se ponen delante de la cámara.

 

           

Cine y tele

Un día, por ignotas razones, monicaco se dió cuanta de que podía dedicarse a lo que de verdad le había interesado siempre, sin rodeos ni disimulos: a la tele.

En el interior de su melón, dos o tres conceptos luchaban por convertirse en el propósito de su vida: comprender lo que de verdad quieren decir las mujeres cuando te dicen algo, mover un rollo de papel higiénico con el poder de la mente o cambiar el mundo.

Finalmente, éste último se alzó con el triunfo pues le pareció, obviamente, el menos utópico.

El razonamiento siguiente fue casi inevitable: el mundo presente no puede ser cambiado, los que lo manejan ya no tienen arreglo, así que lo mejor sería concentrarse en mejorar las generaciones venideras.

Como?

Con programas de televisión muy bonitos que consigan que en el futuro sean personas con una mentalidad más abierta, generosa y responsable.

Cómo un personaje con tan evidente falta de lógica y criterio anda sin correa por la calle continúa siendo un misterio, se rumorea que podría deberse a la lentitud de la justicia a la hora de procesar las solicitudes de inhabilitación mental.

En cualquier caso, de momento, no parece haber conseguido su propósito, pero habría que estar alerta: monicaco es un especimen muy pertinaz.

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