monicaco

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Si tienes un poco de tiempo y algo de sitio, se pueden hacer muchas cosas.

 

             

Fuera del ordenador

Seguro que todos los niños han pensado alguna vez eso de: "molaría que te pagasen por jugar".

Luego creces y te das cuenta de que la vida no es un juego y que como te descuides Jose Ramón Poyatos se camela al jefe y te quedas con el despacho que huele raro al final del pasillo en la sucursal de la Caja Rural del Alberque donde trabajas como interventor adjunto.

Monicaco no creció mucho (por dentro) y continuó pensando que alguien estaría dispuesto a pagarle algo a cambio de continuar haciendo los mismos monigotes y despropósitos que hacía cuando era aún más pequeño.

Y así fue.

Fue montando sucesivos talleres y empresas donde, a veces en solitario y otras acompañado de un estupendo equipo, siguió jugando a lo suyo... a hacer muñequitos y tratar de descubrir que era "eso" a lo que quería dedicarse.

Al principio con más empeño que oficio y al final con menos presupuesto que exigencias, de las manos de monicaco y sus colaboradores surgieron gran parte de las hermosas imágenes que impactarían a los más pequeñitos de la casa que, con los ojos como platos, disfrutarían después de unas persistentes pesadillas.

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